La determinación de la viabilidad de un negocio es variable, pues depende de las características propias del negocio y del mercado en el cual el deudor desarrolla sus actividades económicas. No obstante ello, se puede considerar que un negocio es viable económicamente si el valor de la empresa en marcha es mayor o positivo respecto al valor de la liquidación de los activos. Es decir, las empresas son viables si y solo si se pueden transferir como negocios en marcha.
Es sumamente importante que los acreedores realicen un análisis de viabilidad del negocio en crisis previamente a la adopción del acuerdo de reestructuración patrimonial, pues solo de esa forma podrán identificar las causas que dieron origen a la crisis económica o financiera del deudor e implementar los mecanismos de reorganización, refinanciación o saneamiento necesarios para superar esa crisis.
En nuestro concepto, este análisis de viabilidad debería comprender las siguientes fases:
a) Perspectivas del Sector
En esta primera fase, los acreedores deberían preguntarse si existe mercado o no para seguir desarrollando la actividad económica del deudor. Es decir, si es previsible que las ventas del producto o servicio aumenten a partir de los cambios que se hagan al interior de la empresa deudora.
b) Reestructuración Interna
En esta segunda fase, los acreedores deberían preguntarse si es necesario hacer cambios en la empresa, para lo cual deberán valuar las alternativas que conduzcan a una mejor explotación del negocio en crisis. Estas alternativas podrían ser las siguientes: reestructuración corporativa, venta total o parcial del negocio, fusión con otra empresa, la incorporación de un operador o de un socio nacional o extranjero. En ese sentido, lo que debería determinarse en esta fase es qué tan eficiente puede ser la empresa, quiénes son los mejores para administrar el negocio y quién está en mejor capacidad para explotar eficientemente los activos del deudor.
c) Reestructuración Financiera
En esta última fase, los acreedores deberán preguntarse cuáles deberían ser las condiciones para el pago de los créditos y, además, quiénes estarían en posibilidad de arriesgar más por la empresa, a cambio de condiciones más favorables. El objetivo de esta fase es convencer a los acreedores que reestructurar es mejor que liquidar.
Cabe señalar que una de las razones por las que generalmente fracasan los esquemas de reestructuración de empresas, es porque no se define de manera correcta la viabilidad del negocio en crisis. Una definición correcta de la viabilidad económica o financiera de un determinado negocio debería tomar en consideración las fases anteriormente señaladas.