¿Enfrentan los ejecutivos de manera eficaz la crisis económica global? ¿Están los gerentes y los gobiernos colaborando de manera inteligente para poner fin al caos? ¿Qué empresa surgirán más fuertes tras la catástrofe? ¿Qué acciones deben tomar las compañías?
Esas preguntas han surgido desde que estallo la crisis financiera global en el último trimestre del 2008. Pero la mayoría del debate ha sido liderado por políticos, académicos y periodistas. Para entender la situación desde la perspectiva de las corporaciones, Booz & Company entrevisto en diciembre del 2008 a 828 lideres empresariales, tanto en mercados desarrollados -los de Estados Unidos y Alemania-, como en los mercados emergentes de Brasil y la India. Sus respuestas permiten descubrir cómo los empresarios analizan la crisis y responden a ella.
Se trata de un panorama muy mezclado. Muchos gerentes suponen que sus empresas son fuertes y están ubicadas en relación a la competencia. Pero un alto número de gerentes en compañías muy afectadas dijeron que no están acelerando sus esfuerzos para preservar el dinero en efectivo. La experiencia de crisis anteriores sugiere que eso es lo primero que deberían hacer. Aun mas, una cuarta parte de las empresas en buenas condiciones financieras no aprovechan las oportunidades que les ofrece la crisis. Y, en gran cantidad de compañías, muy pocos confían en sus lideres.
EVALUACIÓN
La encuesta muestra que muchos empresarios aun no se han dado cuenta de la sombría realidad de la recesión global. Se pidió a los entrevistados evaluar la fortaleza de sus compañías a nivel financiero y competitivo. La fortaleza financiera depende de la capacidad de la compañía para continuar sus actividades sin inmediato respaldo financiero externo. Y la fortaleza competitiva consiste en estar mejor que la competencia en materia de costos, posición de la marca del producto, tecnología, liderazgo, y capacidad para colaborar con las autoridades en materia de regulaciones.
Las respuestas permitieron identificar cuatro categorías: compañías fuertes, caracterizadas por su vigor en lo financiero y competitivo; compañías estables, que eran fuertes en lo financiero y débiles en el ámbito de lo competitivo; compañías con dificultades, débiles en lo financiero pero fuertes a nivel competitivo, y empresas fracasadas, por ser débiles a nivel financiero y competitivo.
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